Un recordatorio del amor de este sexitano por el mar y su legado como deportista y amigo
Este sábado, Almuñécar honró la memoria de Gustavo Arrojo Agudo, reconocido deportista de actividades náuticas, en un emotivo homenaje celebrado en la playa Puerta del Mar. Este homenaje, organizado por la Concejalía de Deportes y sus amigos, con el permiso y apoyo de su familia, el acto reunió a quienes quisieron recordar para siempre a este apasionado de la mar.
El acto, conducido por Luis Miguel Puertas Auger, conocido como “Willy”, amigo y familiar de Gustavo, contó con la presencia del alcalde de Almuñécar La Herradura, Juan José Ruiz Joya, y los ediles de Deportes y Agricultura, Luis Aragón y Carlos Ferrón, respectivamente, quienes acompañaron a su viuda, Elvira Montilla, y su hijo Gustavo y Sara, quien no pudo asistir.
El momento central del homenaje fue la inauguración de un monolito en su playa, lugar en el que hace 4 años Gustavo se despedía. Este símbolo permanecerá como un recordatorio de su amor por el mar y su legado como deportista y amigo.
El alcalde de Almuñécar La Herradura, Juan José Ruiz Joya, recordó que “fue un pionero, un amante del deporte y del mar y, gracias a su esfuerzo, fue inspiración para otros”, además el alcalde sexitano enfatizó en que Gustavo siempre será recordado por “ser una gran persona, y eso es motivo de orgullo para su esposa e hijos”.
El concejal de Deportes, Luis Aragón, recordó a Gustavo como “un pionero y maestro de los deportes náuticos en Almuñécar. Fue un referente, no solo como deportista, sino también como persona. Este monolito es un símbolo de su pasión y de la admiración que sentimos por él. Sus amigos y quienes le conocimos siempre lo llevaremos en el corazón”.
Gustavo, quien dirigía el establecimiento de deportes náuticos Wind Sport en la avenida Rey Juan Carlos I, destacó como un referente en todas las modalidades de deportes marítimos. Pero su pasión no se limitaba al mar, también disfrutaba de la aventura en moto y bicicleta. Su energía, generosidad y amor por la vida dejaron una huella imborrable en quienes lo conocieron.
Este acto, cargado de emoción y cariño, fue un merecido tributo a un hombre que dedicó su vida a su pasión y a compartirla con los demás. Almuñécar lo recordará siempre como un ejemplo de dedicación, amor por el mar y amistad.